Recordemos que Avram salió de Ur de los Caldeos.

 

¿Y por qué se fue? ¿porque estaba aburrido donde vivía?

 

No, verdad? Él salió porque Yahweh se lo dijo.

 

Bien, recordamos que llegó a Canaán, en el mapa que está arriba, pueden visualizar la ruta del viaje de Avram.

 

En la lección anterior hicimos énfasis en la edificación de altares que hizo Avram, invocando a Yahweh por su nombre.

 

Amiguitos, podemos imaginarnos que cuando Avram edificó estos altares e invocó el nombre de Yahweh, los demás lo escucharon y se dieron cuenta de lo que hacía y decía, por lo tanto los demás también llegaron a conocer a nuestro Padre por medio de Avram. Es muy importante amiguitos, que todo lo que digamos y hagamos sea bueno para que las personas conozcan al Padre por medio de nosotros.

 

Hey! Han escuchado hablar de un país lejano que se llama Egipto? Qué han escuchado de allí? Bien, pues a ese país fue Avram de viaje. Aunque Avram ya tenía tiempo viviendo en el Néguev, tuvo que viajar a Egipto (Mtisrayim), sabes por qué? Porque hubo un gran hambre en la tierra donde vivía. Aunque hemos visto muchas fotos de las pirámides de Egipto en medio de un gran desierto… Egipto también es famoso por tener un gran rio, el río Nilo, que riega sus orillas y hace que la tierra sea apta para sembrar, de tal manera que siempre hay alimento.

 

Las Sagradas Escrituras dicen que antes de llegar Avram le dijo a Saray: “Yo se que tú eres una mujer hermosa. Si los mitsritas (egipcios) te ven y piensan que eres mi mujer, me matarán a mí y te dejarán a ti viva. Por favor, di que eres mi hermana, para que no me pase nada por causa tuya y que siga con vida gracias a ti”

 

Efectivamente Saray fue admirada por su belleza, al punto que ella fue llevada a Faraón, y a cambio le dieron a Avram: ovejas, bueyes, asnos, esclavos, esclavas, asnas y camellos.

 

Podemos imaginar a Saray en el Palacio, preparándola antes de ver al Faraón, la maquillarían, le pondrían un vestido digno de una princesa y le enseñarían cómo dirigirse al Faraón. Mientras que Avram recibía todos esos regalos.

 

Repentinamente el Faraón y su familia empezaron a sufrir de fuertes plagas, en ese entonces se creía que las enfermedades eran causada por los dioses a causa de algún pecado, y en esta ocasión el Faraón tenía razón al pensar así, pues fue Yahweh quien envió una plaga para castigarlo por un pecado que estaba a punto de cometer: iba a tomar por esposa a una mujer que ya tenía esposo. Entonces Faraón averiguó la causa de las plagas y supo que todo venía por tener a Saray allí.

 

Imagínate decir: “jum… aquí hay algo sospechoso… me parece que Avram y Saray son esposos”. Así que mandó a buscar a Avram y le dijo: “!Mira lo que me has hecho! Por qué no me dijiste que ella era tu mujer? Por qué dijiste que era tu hermana, dando lugar a que yo la tomara como mujer?” Y le dijo que tomara a su mujer y se fuera.

 

El Faraón le perdonó la vida a Avram, posiblemente Avram le explicó su temor y el Faraón comprendió por qué le mintió: le mintió para salvar su vida, no mintió porque era un mentiroso, pues sabemos que decir mentiras es pecado. Pero podemos ver aquí que decir una mentira para salvar la vida propia o de alguien, es una salida útil para no morir.

 

Hay diferencias entre decir una mentira y decir mentiras. Decir mentiras es hacer un mal hábito en nuestras vidas, es mentir constantemente hasta por cosas inútiles, es mentir tanto y con tanta frecuencia que la persona ya no puede hablar sin inventar mentiras y esto es muy malo. Pero decir una mentira, específicamente para salvar una vida, no es malo, es una estrategia que se usa una sola vez y no se convierte en parte de nuestras vidas.