El Huerto del Edén

¿Alguna vez te has puesto a pensar cómo habrá sido el lugar más hermoso que nuestro Elohim hizo?

 

¿Y qué características debió tener para ser el más bello?

 

Es muy difícil imaginarlo hoy en día puesto que el mundo en el que vivimos está demasiado contaminado, actualmente no existe lugar alguno que pueda compararse con aquel que se describe en las Sagradas Escrituras.

 

Se acostumbra celebrar el Día de la Tierra, ¿recuerdan la fecha? ¿Por qué creen que se puso una fecha para celebrar este día? Esta no es una fiesta sagrada, pero podemos aprovechar para acostumbrarnos a hacer cosas buenas por el planeta y por nosotros mismos como: cerrar la llave del grifo mientras nos cepillamos, no botar basura ni en la calle ni en los ríos o parques; guardar los papelitos en un bolsillo o en la cartera hasta que lleguemos a la casa, una vez ahí, podemos botarlos en el basurero; no debemos botar el aceite en el fregadero sino embotellarlo y luego botar la botella en una bolsa separada de los papeles.

 

 

¿Sabías que las hojas de papel se pueden reciclar? Si tiene uno de sus lados en blanco, se puede usar, y si toda la hoja está llena y no la necesitamos, podemos hacer papel maché para realizar adornos.

 

Si han tenido la oportunidad de ir a un parque con animales, ríos y vegetación pueden imaginarse al Jardín de Edén más o menos así, con algunas diferencias, por ejemplo, no era necesario tener a los animales salvajes en jaulas porque no eran agresivos. Las aves no tenían miedo, ni las ardillas y conejos, porque aún el ser humano no representaba una amenaza para ellos.

 

Tampoco había nubes negras en el cielo, como simbolizando que iba a llover muuuuucho. Pues a las hermosas plantas las regaba un vapor que subía de la tierra.

 

 

Este Huerto estaba ubicado al oriente y Yahweh había hecho nacer de la Tierra todo árbol precioso que tuviera ricas frutas para comer. Además, hizo crecer otros dos árboles muy especiales, ¿saben cuáles son? Son el Árbol de la vida y el Árbol del conocimiento del bien y del mal; uno proporcionaba vida eterna y otro aportaba sabiduría y conocimiento y este era el árbol del conocimiento del bien y del mal.

 

Este precioso Jardín tenía un río que se dividía en cuatro ramales, uno se llamaba Pisón que serpenteaba cruzando la tierra de Havilah donde había oro puro, bedelio y piedra cornerina; el segundo río se llamaba Gihón, este rodeó la tierra de Etiopía; el tercero se llamaba Hiddekel que regaba la tierra de Asiria, mientras que el cuarto río fue el Eufrates. Este río servía para regar el huerto, también.

 

 

Recordemos que Yahweh puso a Adam y a Jawah en este Huerto, ellos tuvieron el honor de vivir por un tiempo.

 

Imagínate poder habitar en un lugar tan hermoso, donde lo más importante era la presencia de nuestro Padre Yahweh.

 

Nuestras vidas también son como un jardín, debemos cuidarlo. Debemos cultivar nuestra vida espiritual para que también Yahweh habite dentro de nosotros. La forma en que podemos cultivar nuestra vida espriritual es teniendo una vida ordenada porque a Yahweh no le gusta el desorden.

 

Y, ¿cómo es una vida ordenada? Pues, por ejemplo, es no decir malas palabras, y si las decimos debemos empezar a eliminarlas… cada vez que se nos vaya a salir, debemos hacer algo, como tomar un sorbito de agua o guardar una moneda en una alcancía para animarnos a nosotros mismos a dejar de decir groserías.     También debemos dejar de gritarle a mami o a papi y dejar de decir “voy o ya va” cuando nos llaman, e ir inmediatamente. Hasta se puede salvar una vida si dejamos de decir “ya va”, no sabes para qué te están llamando. ¡No sabes qué momento es realmente importante para ti o para ellos!

 

Cultivar nuestro jardín espiritual es orar, leer las Sagradas Escrituras, ayudar al prójimo y escuchar buena música.

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A todos nos ha dado pereza alguna vez… o quizás muchas veces, pero debemos revisar por qué nos da pereza… pudiera ser que no dormimos bien, o que nos acostamos muy tarde, o no hemos tomado suficiente agua, o hemos comido mucho dulce, o hemos dormido demasiado.

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Vamos a pedirle a Yahweh que nos de sabiduría para poder entender cómo cultivar un jardín espiritual hermoso y ordenado, donde Él se sienta a gusto!

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